Vuelve Nostradamus. La Tercera
Guerra Mundial.
Por Antonio
Ramos Z.
Retrato de Nostradamus pintado por su hijo César (1553-1630?) Fuente: Wikipedia |
Pero
aquello como ahora es una falacia bien condimentada por la masiva resonancia de
los actuales noticieros globales, en busca de ratings y por el efecto chismoso
de las redes sociales. ¡Hay que vender, poner fuego a la leña, se vale todo! Vivimos
en plena “civilización del espectáculo”, como dice Vargas Llosa.
Lo interesante es toparse con pensantes que deducen
cierta verdad de la orquestación mediática y sacan conclusiones hasta cierto
punto lógicas de las lecciones macabras de la historia. La noción de “chispa”
revolucionaria o bélica, debido a cierta dialéctica de la olla de presión entre
contrarios, la exacerbación del “choque de civilizaciones” y una serie de
recientes hechos virulentos, se presentan como pruebas. Claro que hay que
preocuparse por ciertos sucesos, por ejemplo: la intervención rusa en Crimea,
la desgracia de Siria en guerra, la amenaza del denominado Estado Islámico
(ISIS), versión ultra feroz del terrorismo sin fronteras, el rearme imperial
ruso y el descomunal armamentismo chino, la explosión migratoria musulmana, el
fantasma atómico iraní, la convulsión en Turquía, Corea del Norte, la tensión
chino-japonesa, etc. Pero, ¿estas situaciones serían realmente gatillos de una
guerra mundial devastadora? En general siempre han sucedido eventos así y no
pasa nada.
Primero, no hay síntomas de que las antiguas
superpotencias rivales, Estados Unidos y Rusia, quieran volver a medir fuerzas,
mucho menos lanzándose cohetes nucleares, sería el fin. Nadie quiere volver a
la Edad de Piedra. Del lado ruso hay sin duda una política de competencia
geopolítica, que implica potenciarse militarmente, pero no estamos en la época
de Hitler ni en la Guerra Fría. Rusia en verdad hace cosas malas, como lo de
Crimea, pero está más preocupada porque no la castiguen económicamente y su comportamiento
no tiene nada de novedoso, cuando era la Unión Soviética levantó el muro de
Berlín, invadió Hungría, Checoslovaquia y Afganistán, instaló cohetes atómicos
en Cuba y el mundo no se fue a la guerra, se negoció y cada cual se salió con
las suyas. Con China pasa igual, exhibir su poderío y amagar a Japón, no rebasa
el alarde, los chinos no están locos. Pudieran arriesgarse en el futuro, pero
actualmente es un gran socio de sus competidores rusos y americanos, y de
besitos y todo. Tal vez Alemania y Japón sean peligros en el futuro pero ahora
las controla Estados Unidos.
Ya el mundo está repartido y formateado de un
modo distinto a la geopolítica que desencadenó la II Guerra Mundial
(1939-1945), prolongada como Guerra Fría hasta 1989, finalizando con el derribo
del muro berlinés. Según el periodista Saturnino Polón no hubo tal guerra fría,
sino en realidad una tercera guerra mundial con impactos políticos e
ideológicos de magnitud y un saldo destructivo mayor que las contiendas
precedentes.
En este mundo globalizado, de
macrocapitalismo interconectado e interdependiente, con sociedades más libres y
hedonistas, donde los enemigos se han hecho socios y compinches y los cañones
se venden en vez de usarse, no se ve la susodicha chispa, ni hay indicios del
fin del mundo, a no ser en las mentes televidentes. Tampoco hay indicios de que
haya una epidemia de locura pro atómica, por el contrario, los pueblos cada vez
más se unen contra las guerras.
Si hubiera una amenaza, vendría del
terrorismo, tal vez del chantaje de un Irán provisto de la bomba atómica o de
un imponderable si la tiranía norcoreana le dispara un cohetazo a Japón. Una
batalla de rusos y turcos, aunque Turquía pertenezca a la OTAN, sería factible,
pero acabaría diplomáticamente. Y el conflicto árabe-israelí, por muchos años,
se mantiene en el marco del Medio Oriente. Los talibanes y Al Qaeda han sido
sustituidos por el Estado Islámico, radicado en Iraq y Siria, cuya agresividad
es notoria. Sus yihadistas kamikazes cometieron los atentados de París y han
declarado la guerra a Occidente, igual que hizo Bin Laden.
Tras lo de París, este grupo ha sufrido una
demoledora revancha militar francesa y estadounidense sobre sus cuarteles en
Siria y se espera que participen los rusos. El supuesto de que una organización
de este tipo pueda cambiar la historia no tiene peso, ya de hecho la cambió Bin
Laden al atacar las torres de New York. Nadie va a meter la mano en la candela,
ni lanzar cohetes atómicos por ellos. Los cristianos nunca han puesto bombas
en la Meca, que sí podría ser un casus
belli (motivo de guerra). Tampoco es tan fácil que las armas nucleares
caigan en mano de gente así, solo se ve en películas. Es decir, los que se
creyeron que venía la tercera guerra mundial y el fin del mundo pueden dormir
tranquilos, porque ese nuevo Nostradamus que nos puso nerviosos es de
mentiritas, y que yo sepa no usa turbante.
ARamosZ.
Lección
La masacre en París fue una derrota del terrorismo, en lo militar, moral, social, filosófico,
y en todos los sentidos, porque el amor y la fe de los franceses y del mundo se ha fortalecido más.
Es en las trincheras donde se combate, no matando inocentes desarmados en las calles.
ES MAS HERMOSA LA COEXISTENCIA QUE LA GUERRA
ARamosZ.
Foto tomada del Internet |
Lección
La masacre en París fue una derrota del terrorismo, en lo militar, moral, social, filosófico,
y en todos los sentidos, porque el amor y la fe de los franceses y del mundo se ha fortalecido más.
Es en las trincheras donde se combate, no matando inocentes desarmados en las calles.
ES MAS HERMOSA LA COEXISTENCIA QUE LA GUERRA
Foto tomada por el autor en un hotel de Puerto Vallarta By Antoni |
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